La Lengua Muerta... o no

No había parado en prácticamente todo el día desde la noche anterior. Los libros, los apuntes, la planificación. Ni siquiera había podido tener cinco segundos para cerrar los ojos y descansar, pero aquello me estaba bien empleado por haber dejado de lado lo que tanto tiempo había estado intentando evitar hasta el último momento.

- Aaaah...esto no puede ser bueno para mi salud - Dije a viva voz mientras volvia a dar una calada a los que sería mi decimosegundo cigarrillo de la mañana y me apoyaba de espaldas contra el alfeizar de una de las ventanas de la clase para que el humo se fuera.

Era su primera clase del curso y aunque no era la primera de la mañana, se sentía cansado y sin ánimos. No había visto a sus nietos desde que había llegado y eso le frustraba y tampoco había visto a su compañero de docencia, aunque supuso que él estaría dando la primera clase. Y se sentía solo y aburrido.

Un nuevo suspiro escapo por sus labios tras aquella frase al tiempo que inconscientemente llevaba la mano libre al bolsillo derecho de su pantalón para sacar el móvil de este. Lo abrió con la tranquilidad de un acto cotidiano y tan pronto se ilumino la pantalla otra nueva tarea volvió a su cabeza. Su maldita inconsciencia le había echo cambiar el fondo de pantalla que tenia y ahora en vez de una bonita imagen de Venus sobre la Concha, se encontraba una de las fotos que le había sacado el fin de semana pasado a una mujer cuando se vistió con el atuendo de una vestal. Al instante no pudo evitar recordar lo que ocurrió aquel día y tras unos segundos de ensimismamiento, una sonrisa se dibujo en su rostro.

- Espero que podamos repetirlo algún día, Onee-sama.

Guardó el móvil de nuevo para tratar de terminar su cigarro y esperar a que viniesen los alumnos provenientes de Filosofía.

Vale, ya había acabo filosofía. Aunque se había quedado medio adormecido porque seguía teniendo demasiado sueño.
A ver que tocaba ahora... oh, genial, latín. Realmente no le agradaba esa asignatura, no le encontraba ningún significado ni utilidad debido a que era básicamente estudiar una lengua que ya ni se hablaba en ningún lugar.
Parecía que era el primero en llegar.

-Buenos dí... as... -dijo mientras tosía un poco.

No mas abrir la puerta le había entrado una bofetada de olor a tabaco, por dios, ¿es que no podía fumar fuera?.
Ese profesor debería de tener el sentido común de que a nadie le gusta entrar a clase y oler eso.

En fin, que se le iba a hacer. Se dirigió a su sitio en la última fila, en su rinconcito al lado de la ventana y se sentó esperando al resto de la clase.

Entró no mucho rato después de su hermano y tosió. Por dios, que mala educacion... vio a su hermano sentado en una de las ultimas filas y se sentó a su lado. Su rostro adormecido indicaba que filosofía no era su clase favorita, y aún menos latín.

- Buenos días, bienvenido al mundo real- le dijo pellizcandole un poco la mejilla para que despertara.

Entro al salon de clases después de la clase con el profesor Heracles que tenía un cierto fetiche con los gatos, en especial los de origen turco, esos dos tenían algo que le parecía interesante, ya el tiempo podría indicarle que tan erronea estaba o si era cierto, tomo como siempre los primero lugares, esperando que la clase comenzará, podía reconocer algunas caras y quizá algunos nombres.

-¿Latin?-se quedó sacada un poco de onda cuando lo vio en su horario, pero estaba bien, habría que darle una oportunidad al maestro.

Esperaba que la clase comenzará pronto, por que sinceramente no sabía que esperar, así que saco una libreta y se se puso a dibujar.

¡¡Se había quedado sobado!!

Demonios, era español, ¿qué esperaban de él? Antonio corría por los pasillos, se tropezó dos veces, provocando que su mochila diera con el suelo y tuviera que retrasarse aún más recogiendo el desastre que había provocado.

-Mierda, mierda...-

Recogió los libros, que, estaban más bien nuevos ya que con el lío que tenía en la cabeza sobre cuando empezaban las clases provocó que se perdiera unas cuantas materias, ¡¡le llegaron las faltas ese mismo día!! Y tuvo que pedir disculpas de corazón para reducir la bronca que le habían echado encima.

Había perdido la clase de filosofía, pero al menos...¡¡esta no la perderá!! Y demonios, ni siquiera sabía que clase era esta ni sus compañeros...

Jadeando, logró divisar a una gran mata de pelos voladores (??) ¡¡Era una señorita!! ¿Sería compañera suya? Bueno, que más daba, según su horario de clase tocaba en esa aula...osea, ´Latin, ¿no?

Asomó su cabecilla por la puerta mientras miraba a los pocos alumnos que estaban en su sitio.

¡¡Genial!! Había llegado temprano y se había hecho una carrera para nada

-......¡¡Buenos días!! -Pasa, y mirando los lugares decide sentarse al lado de la chica de ojos verde bastante mona- ¿Te importa? -Sonrió, y se sentó a su lado-

Había tirado la colilla por la ventana cuando se abrió la puerta. Vaya, no había oído el timbre. Giró la cabeza para ver al que hubiese entrado y vio a un jovencito de aspecto algo macilento entrar. Olisqueó el aire disimuladamente. Pero no debería ser tan fuerte, ¿no? Había fumado junto a la ventana.

Correspondió al alumno con un parco “buenos días” y observó su camino hasta un pupitre alejado de la última fila. Tenía toda la pinta de ser nórdico, sobre todo porque la gente del norte solía ser pálida y tener el pelo rubio o blanco. Fue a decir algo cuando entró otro, casi igual al primero. Parecía que iban a entrar a cuenta gotas.

Marco se sentía algo desanimado, sobre todo porque estaba viendo que sus alumnos no eran tan alegres como había pensado. Sin embargo, recapacitando sobre eso, llegó a la conclusión de que después de filosofía por la mañana, lo que menos apetecía era trabajar sobre una lengua que ni siquiera les iba a servir en el futuro.

¿O sí?

Mirándoles de reojo y caminando hacia su mesa para terminar apoyándose en su canto mirando hacia el final, repasó sus días de escuela. En latín no solo se estudiaba esa lengua si no que se repasaba literatura clásica y se organizaban viajes al extranjero para ver ruinas. Y eso era cultura general que personas cualificadas debían saber.

Sonrió al ver entrar a una jovencita de pelo castaño y ojos verdes, bastante bonita. Parecía ser aplicada aunque estaba seguro de que lo que estuviera haciendo no sería nada relacionado con su clase.

Inmediatamente después entro un torbellino moreno que por el acento pudo deducir que era español, eso y por que llegaba tarde dando gritos. Sí. Marco sonrió casi riendo.

—Pasa hijo, no te preocupes.

Miró su reloj de pulsera, pasaban cinco minutos desde el inicio de la clase. Daría cinco minutos más y el que llegara después entraría con dos puntos menos en su calificación trimestral.

—Bueno— se irguió sobre la mesa elevando la voz— somos pocos pero como es la primera clase creo que empezar suave será una buena opción, así que… el que se la pierda no tendrá demasiados… problemas. —Hizo una pequeña pausa durante la cual los miró a todos— Me llamo Marco Aurelio Vargas, podéis llamarme como mejor os vaya y seré vuestro profesor de Latín durante este curso. Bien, para empezar— se remangó las mangas de la camisa y tomó una tiza, escribiendo “Lengua muerta” en la pizarra. — ¿alguien puede decirme qué es una lengua muerta?

Se volvió hacia los alumnos esperando voluntarios.

Eirík levantó el brazo enseguida y se levantó.

- Una lengua se dice que está muerta cuando ya no se emplea, ya sea para hablar o escribir.

Y se volvió a sentar. No estaba seguro si esa era la opción correcta.

Se había retrasado en los servicios y no tenía idea donde quedaba la clase de latín, sabía que mojarse un poco la cara le traería problemas, ahora corría desesperadamente buscando la bendita aula
Vio a un chico corriendo por llegar a un aula, tal vez esa era la misma clase a la que iba, así que decidió seguirlo.
La había encontrado, el aula de Latín, pero el chico ya había entrado y habían cerrado la puerta, otra vez lo mismo.
Decidió tocar la puerta, ahora esperaría a que le abrieran y ojala no le dijeran nada por su impuntualidad que trataba de corregir

Escuchó complacido la respuesta de uno de los jovencitos. Era la definición común de lengua muerta y era la más aceptada, aunque incluyera algunos matices.

—Muy bien—asintió satisfecho— como ha dicho vuestro compañero, una lengua muerta es aquella que ya no se habla o escribe aunque realmente eso es solo una pequeña parte.

Fue a continuar con la explicación cuando oyó que tocaban la puerta. Miró su reloj. Todavía estaba dentro del cupo de los minutos que dejaba de permiso así que abrió y se hizo a un lado. Ante la puerta estaba una jovencita tan guapa como la que ya estaba en clase así que sonrió con indulgencia y la invitó a pasar.

—La próxima vez procura llegar antes, ¿de acuerdo?

Se dirigió de nuevo a su puesto y continuó con lo que estaba haciendo.

—Como iba diciendo, que una lengua deje de hablarse o escribirse es el resultado de que esta no sea la lengua materna de un individuo o colectivo y por tanto, su uso cada vez menor, la restringa a lengua extinta ya que no sigue el proceso de evolución, similar al de otras lenguas.

Hizo una pausa reordenando sus ideas.

—Todo esto puede entrar en el primer examen así que convendría ir tomando notas, ¿de acuerdo?

Sentía que no conocía a nadie, por más que esperaba que un conocido entrara por esa puerta, no pude ver a nadie, entonces sería la primera vez que estaría en un grupo totalmente nuevo, donde iniciara mi nueva vida separada de mi hermano, observe a los nuevos estudiantes todos ellos parecen metidos en sus propios mundos, pero ella misma se encontraba hablando con ella.

-Una pregunta profesor, ¿Cuales es la manera de calificarnos?-preguntó la joven de cabellos verdes, había sacado su libreta para esta manteria y deseaba anotar la manera como sería calificada, aun llegaban nuevos estudiantes, probablmenete lo anotaría en la pizarra.

Decidió pasar velozmente y sentarse, ahora al medio, miro rápidamente; estaban algunos chicos de la clase anterior, lo mejor sería prestar atención en verdad no quería tener problemas.
Tomo apuntes de lo que había explicado, ¿habrá explicado algo antes?, se lo preguntaría a alguien después, además solo se demoro unos minutos así que dudaba que sea algo extenso.
Escucho una pregunta de una chica, en verdad eso le daba curiosidad, como calificarían, así podría tener una noción de que hacer cuando ,bueno pues, porsiaca si es que le iba mal, esto de las lenguas no era su fuerte y reprobar era algo que no tenía en mente.