Clase de Filosofía e Historia.

Era un día muy importante para la carrera de cierto griego perezoso, ni siquiera sabía como había logrado despertarse tan temprano. Después de largo tiempo fuera del país había vuelto para establecerse cerca de sus amigos y familia y había encontrado sin mucho esfuerzo un trabajo como docente en una escuela de gran prestigio (o eso era lo que anunciaba en los folletos, no le importaba mucho en realidad)

Tuvo algunos problemas para entrar (el guardia lo confundió con un vago, hasta que le mostró su identificación no lo dejó pasar) y sólo al cruzar las enormes puertas de caoba supo que los folletos no se equivocaban, el edificio era demasiado elegante y sofisticado. Se paró un momento mirando alrededor a algunos alumnos que habían llegado.

Pasó de ellos y fué directo al aula que le habían asignado. Como pensó estaría vacía así que no perdió tiempo y escribió una pequeña introducción con marcador en la blanca pizarra.




Guardó el plumón apenas terminó y se sentó en el fino escritorio de madera de pino y cerró sus ojos, durmiendo un poco. No esperaba que llegaran inmediatamente y se dedicó a hacer nada. El director no le había dado más instrucciones, además ya sabía donde buscarlo.

Llegó a tomar asiento, probablemente era la primera en llegar, cuando se reanudan las clases siempre es más duro poderte levantar, ella lo consiguió por su despertador de siete alarmas que sonaron tan fuerte que todo el pasillo se levanto con ella, algunas maldiciones y agradecimiento pudo escuchar que le dieron, se había encogio de hombros, por que nadie puede ser siempre querido u odiado, camino tranquilamente por los pasillos, la realidad era que estaban pocos estudiantes y era más tranquilo transitar en ellos, en la pizzarra lo cual leyo con atención, si aunque el prusiano se burlara era un poco adicta al estudio, le gustaba tener buenas notas aunque alguas veces salia su lado un poco irresponsable, que cierta persona le ayudaba aumentar.

Tomó su asiento en los primeros lugares, acomodando su carpeta sobre la mesa, y su mochila en el respaldo de la silla atrás solamente se distraría y comenzaría a pesar en situaciones yaoiscas, que prometio a su familia que tendría buenas notas y le pagarían un viaje a Japón, donde se quedaría si un euro, pero sería la mujer feliz de universo. ¿Cómo lograron que se pusiera estudiar? Pues a cambio de buenas notas le regalan siempre, algún video o dinero para que su vicio crezca y ellos son felices.

-Buenas profesor.-saludo al Griego desde su asiento

Oh, venga.

No podía ser que su primera clase fuera aquella. Tan de mañana y ya estaría de mal humor. Solo con haberlo sabido se había inflado por dentro, pensando y pensando la de veces que tendría que soportar las charlas insulsas del que fuera el profesor de Filosofía.

Con desgana se vistió lo más lento que pudo y, tras el desayuno pertinente, se acercó a la clase dispuesto al menos a darle una oportunidad al que fuera el nuevo. Cuando cruzó el umbral se detuvo un instante, viendo que aparte de él, solo se encontraban dos alumnos más y el profesor, que no es que le estuviera dando la mejor de las impresiones. Es más, se encontraba callado, sin hacer o decir nada.

Chasqueó la lengua y se sentó, dejando la mochila sobre la mesa con estrépito, en la mesa contigua al chico que se encontraba detrás de la otra compañera, que por cierto, era bastante guapa. Echando un vistazo a la pizarra no pudo menos que sonreír con escepticismo.

¿Cuántas veces habría leído eso? Parecía como si a los profesores los fabricaran en cadena.

Se acomodó bastante despatarrado en su asiento y esperó irritado a que comenzara la clase.

Tenía la sensación de que llegaba tarde en clase pero no por eso aceleró el paso. Revisó los libros, los apuntes, el material.... todo en orden. Llegó a la clase y solo vio tres alumnos y un profesor dormido en la sala... ¡que poca clase! Se dirigió a la ultima fila de todas, su favorita, y se sentó detrás del holandés que se encontró antes en los pasillos. No le importó que el otro le eclipsara la pizarra, sus hadas ya le chivarían lo que había escrito. Una vez instalado ojeó al resto del grupo: una chica hermosa en los primeros asientos y un turco irritado al lado del holandés. Se recluyó en su mundo de fantasía no sin antes saludar a Jesse.

- Hola de nuevo. ¿Aburrido?

Reviso por ultima vez sus cosas,y con su tipica cara inexpresiva,camino tranquilamente por los pasillos,estaba segura que no llegaria tarde,y aunque lo hiciera,no era de mucho interes para ella en ese preciso momento.
Observo la puerta de la sala,no tenia ganas de entrar,era su primera clase,aún no entraba,y ya la estaba odiando.Con una mueca de disgusto,procedio a abrir la puerta.Lo primero que vio fue a una chica de pelo castaño,luego a otros tres alumnos.
Penso que quizás sería más interesante sentarse al lado de la ventana,observando el patio,que una clase de filosofia,así que,sin prestarle mucha atención al profesor que dormia,ni a lo que decia el pizarrón,sin más,se sento tranquilamente.

Heracles despertó después de un buen rato. Había estado jugando con un bolígrafo que aún tenía en la boca, cruzado de brazos. Los contó con la mirada, eran bastante pocos para estas horas pero apenas era el primer día de clases, así que era totalmente entendible que, al ser una escuela de elite muchos (o la gran mayoría) de sus estudiantes tuvieran las suficientes agallas para faltar hasta la primer semana. Gente de dinero e influencias que cree que puede pasar de esto...

Los miró un instante a cada uno de ellos, intentando recordar sus rostros. Bufó con ironía al ver a cierto chico turco sentado entre sus filas. "¿Así que ha vuelto a reprobar? qué sorpresa..." con las fatales notas que acostumbraba no tardaban en echarlo del colegio. Habían otros dos chicos, uno de ellos era algo intimidante y el otro bastante serio, aunque no debía confiar, las primeras impresiones nunca son las más acertadas. 2 chicas más, muy guapas... pero eso no les iba a ayudar, no con él, no era como Roma (no dudaba de su criterio pero...)

Tomó el borrador del cajón y se acercó hasta la pizarra de mármol, parándose frente a la clase, carraspeando para aclarar su voz -¿Ya han leído esto? bueno... -y borra la pizarra hasta la última letra- espero que con esto haya quedado claro la manera de trabajar durante este curso... -se guardó el borrador en la chaqueta y se volvió hasta quedar frente a su clase- si no les gusta pueden ir aportando ideas, siempre es mejor trabajar bajo un ambiente cómodo...

-Ahora, mi nombre es Heracles Karpusi -lo anota en griego en la pizarra- soy su maestro/tutor/loquesea de esta clase, pueden ir presentándose de uno por uno y mencionar algún gusto o pasatiempo. No es necesario que incluyan su materia favorita, cualquier cosa estaría bien... -Heracles muy en el fondo odiaba presentarse, pero era necesario si quería sentir que todos estaban cómodos.

Miro su reloj de muñeca, se le había hecho tarde, aunque prometió a su hermano esforzarse lo máximo que pudiera, no podía evitarse esa mala costumbre de llegar tarde pero no era su culpa había tenido un despertar fatal; se había caído de la cama, miro su reloj y no había sonado a la hora debida, al momento de ducharse se resbalo y la mitad de su ropa ( incluido su uniforme) aun estaban en sus maletas sin desempacarse, tuvo que dejar su habitación muy desordenada y salir corriendo, ahora corriendo más aprisa y, a pesar de ser tarde, aún había muchos chicos fuera de su aula, seguro eran esos chicos de clase alta que poco o nada le importaba asistir a esa prestigiosa academia, en verdad no le agradaban esa clase de personas.

Había llegado al aula, su primera clase "Filosofía", sabia que eso le podía ayudar mucho aunque la mayoría de la gente no lo viera de la misma forma, es más, en su país casi ni existían filósofos propiamente dicho, porque la gente no sabe apreciar esa clase de cosas.

Se armo de valor y toco la puerta, entro saludando y luego disculpándose - Buenos días profesor, y lamento la demora- fue todo lo que atino a decir.

Vio el salón, a decir verdad ella esperaba más estudiantes, pero solo habían unos pocos, dos chicas muy lindas y tres chicos de los cuales dos le parecieron muy intimidantes y el otro tenia cara de ¿aburrido?, no importaba su hermano siempre le decía que las primeras impresiones no son las más certeras.

Fue y enseguida tomo asiento detrás de la chica con una flor en su cabello, sentarse adelante después de haber llegado tarde le pareció muy peligroso, así que ese sito fue lo mejor a su parecer.

Estubo analizando como se trabajaría y lo copio de la pizarra para no tener problemas después, saber exactamente que puntos serían tratados, al terminar soplo un poco su mano, se había cansado, toda la noche había estado escribiendo una novela de corte homo, que pensaba que sería un buen guión para su proximo corto, apesar de su corta edad era una joven dedicada al séptimo arte, que estudiria para convertirse en directora de cine, era una chica que podía considerarse prodigio en esta rama, una percepción y sensibilidad para el arte, la cual era cultivada todos los veranos, en un campamento de jovenes cineastas.

-Mi nombre es Elizavetha Hédeváry, provengo de Hungría y mi pasatiempo favorito es la aquitación.-dice ella parandose de la silla, evitando dar la espalda a sus compañeros, a modo de presetación tomando asiento de nuevo.

Viendo que la chica de la primera fila se presentó, reflexionó un poco sobre si ser el siguiente o analizar la situación. El holandés no parecía estar por la labor, ya que su ropa olía a alguna sustancia extraña. Vio a su hermano a su lado y le dedicó un gesto con la cabeza, a modo de saludo. Ya que nadie mas salía interesado en presentarse se levantó él.

- Me llamo Eirík Skjerseth... vengo de Noruega y mis pasatiempos son la lectura y las ciencias ocultas, en especial la magia y la mitología.- dijo con un tono de voz bajo, cansado, pero audíble. Dicho esto se sentó.