Looking for someone (Libre)

Era nuevo en la escuela y realmente queria pasar un rato agardable socialisando con otras personas, pero por alguna razon, no habia nadie por ahi. Suspiro pesadamente y siguio caminando, con esa aura de positividadque siempre lo rodeaba,no se daria por vencido, de alguna u otra manera el haria amigos, tal vez no en ese mismo momento pero abria alguien con quien hablar. Si. Puso su mente en positivo y camino por los bellos jardines, sorprendiendose por el buen clima de ese día, ¡Genial!, eso eraun buena señal, ¿No?.

Aun caminando por ahi se encontro con una fuente y varias bancas, seguramente seria un punto donde la gente se reuniria y el debia de estar ahi si queria conocer a alguien. Algo le decia que tal vez encontraria a alguien en ese lugar. Se sento en una de las bancas y saco un libro de uno de sus Dramaturgos y poetas favoritos; " Vincas Krèvè-Mickevicius".

-Debe de haber alguien, si, alguien vendra - se repitio a si mismoy empezo con su literatura, esperando a alguien con quien entablar alguna conversacion o, si no habia nadie, que nada le interrumpiera ese buen día.

Tiempo.

El sol brillando sobre su cabeza. El viento agitando sus cabellos. El perfume de las flores acariciándole el sentido. El rumor del agua cayendo. Los pájaros piando y las nubes alejándose.

Todo un perfecto cuadro para alguien que ama el tiempo y la posibilidad de libre albedrío.

Conticuere omnes intentique ora tenebant

Y allí estaba él, con su gracia y su porte informal, camisa remangada y corbata colgando del cuello, caminando a paso lento por el camino en dirección al centro, leyendo en voz alta de un libro latino como si fuera un poeta antiguo.

inde toro pater Aeneas sic orsus ab alto

Se emocionaba él sólo leyendo los pasajes, sobre todo cuando se imaginaba a sí mismo en aquellas situaciones. Le encantaba. Era una de sus pasiones además de enseñar, relatar y leer el latín era como una caricia sobrenatural.

…armato milite complent.

Cerró el libro al llegar hasta la fuente y observó el agua. Azul turquesa, preciosa y brillante. Suspiró algo cansado y miró alrededor para buscar algún lugar donde descansar. Con algo de curiosidad, vio a un jovencito sentado en uno de los bancos y decidió acercarse a él con ese talante suyo tan exuberante.

—¿Disfrutando del sol?— preguntó a medio camino de llegar hacia él, esbozando una sonrisa sincera y amable—. Hace un día espléndido.

Miro hacia donde le parecia que alguien le habia hablado, vio, creia el, a uno de los profesores de la escuela. Sonrio de forma amable y coloco el pasador entre las paginas que leia para cerrar el libro y retomar la lectura mas tarde - La verdad el sol molesta un poco - dijo sin dejar de sonreir con esos aires de tranquilidad que siempre le rodeaban -Si, aunque aun extraño un poco de mi clima algo nublado - confeso y miro al cielo, ahora no habia tantas nubes y con la lluvia pasada y el calor de ahora el lugar estaba algo sofocante - me gustaria hecharme en alguna picina o tomar algo fresco - sonrio y miro al mayor - que descortes, Mi nombres es Toris Lorinaitis - se presento con una sonrisa en el rostro y con tranquilidad.

Meneó la cabeza sonriendo al escuchar las parcas palabras del chico. Él, como buen italiano que era, amaba el sol y su luz como si fuera un regalo pero las nubes también podían ser muy bonitas en algunas ocasiones y la lluvia no le desagradaba del todo.

—Bueno, es un punto de vista interesante—dijo sentándose junto a él y apoyando el brazo izquierdo sobre el respaldo—. Esa idea de la piscina no estaría tan mal, lástima que tenga los días libres mal contados.

Suspiró resignado como si fuera lo más injusto sobre el planeta.

—Puedes llamarme Marco aquí fuera, aunque luego el protocolo te obligue a llamarme profesor— rió ante su propia ocurrencia.

Alzó el libro un momento y observó su tapa. Estaba algo deslustrada por el uso y las letras algo emborronadas pero todavía se podían leer.

Virgilio

—Y, ¿de donde eres Toris?— preguntó después— Por el acento diría que eres de uno de los Bálticos...

Asintio lentamente y como siempre debia hacer, sonrio - Si, vengo de Lituania, uno de los paises balticos - dejo su libro a un lado de el y siguio con la mirada al mayor - Disculpe, pero es que vivia en una zona algo fria, ademas me mude un tiempo a Russia, por lo que me acostumbre algo al frio de ese lugar - se lamio sus labios algo reseco y ahora mas que nada deseaba que hubiera una fuente de sodas cercanas - ¿Los dias mal contados? - se extraño un poco.
Volaban las aves cantarinas que daban al dia algo mas de positividad.
-¿Sabe?, es la primera persona que veo en todo el día -

—Oh, ¿en serio?—sonó gratamente sorprendido—. El destino supongo— Comentó asintiendo como para darle sentido a esa frase.

Ladeó un poco la cabeza para tener a Toris en angulo de visión. Le resultaba simpático aun cuando no le había visto en ninguna de sus clases.

—Perdona, es una expresión. Tener algo mal contado significa tener poco— explicó— si fuera un funcionario del Estado podría optar a vacaciones y días libres flexibles... pero como no lo soy dependo de la buena voluntad de mis superiores.

Chasqueó la lengua con reprobación.

—Si pudiera haría una fiesta cada fin de semana.— comentó risueño— ¿te gustan las fiestas, Toris?